La música está sustentada por algo que se llama tempo o pulso. Y es esto lo que marca el ritmo de una pieza musical lenta o rápida. El nombre “pulso” lo podemos asociar instantáneamente al pulso del corazón, y esto está muy bien, ya que desde siempre el ser humano tuvo una conexión muy fuerte con las emociones asociadas al corazón.
Nos damos cuenta del vínculo que hay entre el pulso musical y el pulso del corazón cuando al momento de componer música, por lo general el pulso está marcado de acuerdo al estado de ánimo que estemos transitando en ese momento. O también, cuando escuchamos música con un cierto ritmo, nuestro pulso interno tiende a sincronizarse.
Un claro ejemplo, es cuando nos sentimos un poco desanimados (pulso bajo) y para levantar el ánimo ponemos una música movida (pulso ligero). Automáticamente el cuerpo empieza a sincronizar con esas pulsaciones y el estado anímico cambia. Esto se nota cuando “sin querer” movemos la cabeza o el pie siguiendo el ritmo de una canción.
También podríamos pensarlo a la inversa. Cuando nos sentimos estresados, enojados o preocupados, el pulso por lo general es más rápido e inestable. Sentimos cómo la respiración se nos sube a la altura del pecho y lo que precisamos es equilibrar el pulso interno. Para eso, a lo mejor se requiera conectar con una música para meditar, hacer yoga y reflexionar.
Ahora, lo que te pregunto es lo siguiente. ¿Sabes cuál es tu pulso automático y con qué pulso interno te conviene vibrar? Te invito a que lo analices y si gustas me lo puedes dejar en los comentarios.
¡Ojalá te haya sumado y nos encontramos la semana que viene con un nuevo artículo!
Franco Cruz
Docente de Música
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Investigación y Aplicación de Enseñanzas Herméticas
"¿Sabes cuál es tu pulso automático y con qué pulso interno te conviene vibrar?."